Sentado un día en su jardín parisino en 1997, Jean-Marie Greyl se fija en que las raíces de una de sus plantas de bambú crecían horizontalmente, extendiéndose por encima de las plantas a su alrededor. Cuando lo estudió de cerca, se percató de lo resistente que era y de lo rápido que crecía. Así pues, decide extraer su savia e incorporarla a un champú hidratante que reparase el cabello largo. Se convirtió en un producto imprescindible para el cabello seco y fue el primer champú creado específicamente para las necesidades del cabello largo.
En medio urbano, se necesitan de 2 a 3 lavados con champú a la semana y una aplicación es suficiente.
Si se prefiere lavar el cabello una vez por semana, son necesarias dos aplicaciones de champú sucesivas para eliminar adecuadamente los residuos de polvo, contaminación, champús secos o productos de peinado.
En el ámbito rural, se necesitan de 1 a 2 lavados con champú por semana y una aplicación es suficiente.
Champú ideal para después de la piscina y la playa para eliminar el cloro y la sal, incluso a diario.