Hay un enemigo que siempre nos acecha pero puede ser devastador en época de confinamiento
Es probable que todos lo conozcamos, según la OMS, es la otra pandemia silenciosa que asola a las sociedades modernas. Es el causante de un sinfín de dolencias y se envalentona en épocas complejas que no sabemos bien cómo manejar. Hablamos del cortisol, una hormona esteroidea, o glucocorticoide, producida por las glándulas suprarrenales, que se dispara en situaciones que nos causan estrés pudiendo ocasionar múltiples malestares como depresión y ansiedad, problemas de piel como acné o hirsutismo, incremento de peso y, lo más importante o que más impacta en una situación como la que le está tocando vivir al mundo entero: debilita el sistema inmune. La hiper-cortisolemia afecta a la glándula Timo (donde maduran las células T, que son imprescindibles para el sistema inmunitario adaptativo) y altera la red de citoquinas inflamatorias, promoviendo un entorno desfavorable haciendo que el microorganismo patógeno prospere. Poca broma.
Por ello, en estos momentos de incertidumbre es cuando tenemos que entrenar más la calma, hagamos de inconvenientes (tener que quedarnos en casa) oportunidades para fomentar la relajación y el bienestar (tenemos más tiempo), la única manera posible de controlar que se dispare la hormona asesina. En estos tiempos de crisis, la salud mental se está moviendo más allá del diván del psiquiatra, según confirma el último informe de Global Wellness Summit. Se está constatando un aumento del uso de aplicaciones y plataformas de terapia virtual (como TalkSpace, BetterHelp o Amwell) que ofrecen la posibilidad de hablar con asesores profesionales mediante videoconferencia, en la comodidad del hogar. Silicon Valley está desarrollando una impresionante variedad de soluciones digitales para garantizar que más personas reciban una atención discreta y flexible.
Cerca de 10.000 aplicaciones de salud mental actualmente colman el mercado, con prácticas herramientas de meditación, como Calm. Algo que va in crescendo: se estima que el mercado de software de la salud mental alcance los 2,31 mil millones de dólares en 2022, un creciendo de un 14.8 % anual, según un informe de investigación de Markets and Markets. En época de pandemia los niveles de ansiedad y soledad se disparan. Con el mandato de aislamiento social, la “teleterapia” está en aumento y parece ser una excelente medida. Pero hay muchas más alternativas que nos tienden un cable para lograr dominar la situación, no que nos domine ella a nosotros…
1. Encuentra el remedio en la Naturaleza. Reconectarse con la Naturaleza cura el estrés. No lo digo yo, lo dicen los numerosos estudios, como uno reciente publicado en Scientific Reports, el cual llega a la conclusión de que pasar al menos dos horas por semana en un entorno verde, es suficiente para mejorar la salud mental y el bienestar general. Abrazar a los árboles puede suponer una catarsis, baja la presión arterial, reduce la depresión y la ansiedad, hasta mejora la calidad del sueño, la creatividad y la vitalidad. Y pensarás… ¿Cómo me voy a reconectar con la naturaleza si no puedo salir de casa como medida preventiva? Hay una solución de bolsillo que replica los terapéuticos efectos de la Madre Tierra al que podemos recurrir en cualquier momento y lugar.
Se llama Forest Therapy, un remedio al alcance de la mano desarrollado por los mejores master blenders aromaterapéuticos de Aromatherapy Associates. Lo llaman “Terapia o Baño Forestal”, replicando el Shinrin-Yoku (en japonés “shinrin”: bosque; “yoku”: baño), desarrollado por el Dr. Qing Li, el mayor experto en Medicina Forestal, cuya investigación confirmó que esta terapia era capaz de reducir el estrés al equilibrar la devastadora hormona que bajo su acción se segrega: el cortisol. Al parecer, las partículas volátiles que exhalan árboles y plantas para ahuyentar hongos e insectos, llamadas fitoncidas, son curativas para los seres humanos. Estas moléculas son capaces de aumentar la producción de natural killers, las células asesinas naturales de nuestro sistema inmune, reforzándolo y protegiéndolo contra múltiples afecciones.
Forest Therapy Bath & Shower Oil, además de pino silvestre, eucalipto, ciprés o enebro, de efecto balsámico y protector del sistema respiratorio y del meridiano del pulmón, según la Medicina Tradicional China, contiene aceite esencial 100% puro de Cinnamomum Camphora, Alcanfor o Ravintsara, el árbol antiviral por excelencia, clasificado como “Panacea” (el que todo lo cura), uno de los aceites esenciales más demandados en estos momentos de refuerzo inmune y retiro físico, por su extrema eficacia para tratar infecciones víricas como mononucleosis o gripes. Además de descongestionar las vías respiratorias, impulsar las defensas de manera natural y aliviar la tensión muscular, tiene una encomiable habilidad que es la de tonificar y al mismo tiempo relajar el sistema nervioso central, por tanto, nos vigoriza en crisis víricas al tiempo que nos relaja mitigando la depresión leve, la ansiedad y la fatiga nerviosa provocada por situaciones que no podemos controlar.
La mejor forma de beneficiarse de esta privilegiada sinergia terapéutica es mediante un baño tibio que alivia la musculatura y calma los síntomas de gripes y resfriados además de ayudarnos a dormir mejor, pero también aplicando unas gotas en la palma de la mano, inhalar profundamente varias veces, y terminar frotando unas gotas en las muñecas, el plexo solar y el cuello varias veces a lo largo del día y cuando te vayas a dormir. Pero si buscas remedios de urgencia portátiles lo tuyo es Forest Therapy Wellness Mist, una bruma terapéutica que nos permite anclarnos a la naturaleza de forma exprés.
2. Hagamos de nuestros hogares santuarios medicinales y de bienestar. La mejor forma de lograrlo es mediante la difusión de aceites esenciales puros que no solo cargarán de fragancia las estancias más concurridas, sino que esparcirán su acción terapéutica. Relax Room Fragrance (apacigua y eleva el optimismo con aceites de vetiver, geranio y mirra), De-Stress Frankincense Pure Essential Oil (incienso puro, el aroma sagrado, para calmar, relajar y aclarar la mente) o Support Breathe Essence (con eucalipto, menta y árbol de té alivian la congestión) son los candidatos perfectos en esta compleja etapa de cuarentena. ¿Cómo se utilizan? Añadir unas pocas gotas al quemador de esencias Home Fragrancer, y dejar que la magia surta efecto. Como remedio exprés, también se pueden aplicar unas cuantas gotas a un pañuelo o disco de algodón e inhalar a lo largo del día.
3. Incidir en la buena alimentación. No nos cansaremos de decirlo. Hay súper alimentos que veneran los nutricionistas, como el salmón salvaje de Alaska (el Dr. Nicholas Perricone es uno de ellos), no solo por su alto contenido en ácidos grasos Omega 3 imprescindibles para combatir la inflamación, sino que esta benéfica sustancia, además es capaz de contrarrestar los efectos nefastos de los subidones de adrenalina y nuestra perversa hormona protagonista: el cortisol. Un estudio de la Universidad de Oregón concluyó que los pacientes que tomaban suplementos de Omega 3, redujeron su ansiedad en un 20% en comparación a los que no los tomaron. Podemos encontrar un gran aliado en las cápsulas de Omega 3 de Perricone MD, de excelente calidad y fuentes seguras.
Otro gran nutriente: los arándanos, repletos de antioxidantes y fitonutrientes, como las antocianidinas, una sustancia natural que impulsa la serotonina y dopamina, los neurotransmisores que potencian el buen humor, también son capaces de mejorar la respuesta de nuestro cuerpo ante el estrés y los radicales libres que provoca, además de aumentar el nivel de Células NK, o Natural Killers, que refuerzan el sistema inmunológico. La vitamina C de los cítricos es fundamental en épocas de mayor estrés y cuando se vea comprometido el sistema inmune. También las verduras de hoja verde, por su elevado aporte de clorofila (oxigena la sangre y ayuda a prevenir infecciones) y magnesio, uno de los minerales esenciales que más se agota en momentos de estrés.
4. Los rituales de belleza pueden convertirse en grandes aliados. Tenemos más tiempo, ese del que carecemos cuando estamos inmersos en la vorágine de la rutina. Podemos hacer acopio de mascarillas y disfrutar de sus beneficios varias veces a la semana; experimentar las bondades de los serums o nutrir la piel y los sentidos con maridajes cosméticos que nos aporten un poco de mimo ante tanto desconcierto. Lo bueno que tiene que ofrecer la cosmética es que muchos de esos productos contienen ingredientes que no solo nos hidratan y nutren la piel, sino que nos alivian a nivel emocional.
La bruma hidratante Queen of Hungary Mist de Omorovicza, es una antigua receta de belleza rescatada del siglo XIV, elaborada originariamente para la reina Isabel de Hungría. Contiene hidrolatos de nerolí (eleva el estado de ánimo), rosa (aporta serenidad y fomenta la autoestima) y salvia (calma el sistema nervioso en períodos de estrés, depresión e insomnio); el geranio (euforizante y equilibrante), el ylang-ylang (aplaca el temor, la tristeza y la ansiedad y fomenta el entusiasmo y pensamientos positivos) y el pachuli (enraíza) de Anti-Ageing Rich Repair Nourishing Cream de Aromatherapy Associates, se convierte en un tratamiento completo para reparar la piel y las emociones.
Rose Lifting Serum de Omorovicza y la gama Renewing Rose de Aromatherapy Associates, contienen aceite esencial de Rosa Damascena, la reina de las flores, que no solo aporta salud y jugosidad a la piel, sino que su alta frecuencia electromagnética (320 Megaherzios, la más alta del elenco de aceites esenciales), la convierte en una de las esencias de mayor valor terapéutico. La razón es la siguiente: las mediciones en el cuerpo humano han demostrado que una persona saludable posee una frecuencia electromagnética de entre 62-68 Megaherzios. Cuando esta frecuencia desciende a 58, se pueden manifestar síntomas enfermedades como resfriados y gripes. El tratamiento con aceites esenciales puros de grado terapéutico tienen la capacidad de elevar de forma natural nuestra frecuencia corporal hasta niveles donde las enfermedades no pueden existir. Así de simple.