Esta MASCARILLA gestada en el espacio es la preferida de las modelos
Puede que los entusiastas de las pasarelas y desfiles candentes como el de Victoria’s Secret o fanáticos de la very important people en general, observasen en los feed de Instagram unos rostros rosados centellear. No, no era la última tendencia en maquillaje ideada por Pat McGrath, sino unas mascarillas que, quienes las han probado, aseguran que se comportan de la manera celestial y lujosa que prometen (Glamour UK). El codiciado objeto de deseo no era otra que Rose Gold Brightening Facial Treatment Mask de 111Skin, la marca inglesa a la que están jurando fidelidad los obsesos del cuidado de la piel de alto nivel.
Formulada por el cirujano plástico Yannis Alexandrides, experto en reconstrucción facial, cuya clínica es uno de los point of interest de la mítica Harley Street londinense, y desarrollada según las teorías sobre el envejecimiento de científicos espaciales, 111Skin saltó al pináculo de la cosmética más avanzada con la misma celeridad que se propulsó el Apolo 11 directo al satélite de la Tierra. Todo tenía sentido. Al final los científicos espaciales son los que más saben de envejecimiento por tener que lidiar con las condiciones extremas a las que se tienen que someter los astronautas (mayor radiación o micro-gravedad), lo que termina provocando daños como sequedad extrema o adelgazamiento y flacidez de la piel por la ralentización de la regeneración celular y la actividad de los fibroblastos (los encargados de producir colágeno y elastina).
Los científicos espaciales son los que más saben de envejecimiento por tener que lidiar con las condiciones extremas a las que se tienen que someter los astronautas.
¡Una cosmética antiedad gestada en la NASA!, pronto se hicieron eco los editores de belleza y expertos expandiendo su fama como un reguero de pólvora. El éxito de Rose Gold Brightening Facial Treatment Mask llegó enseguida, puede que promovido por el boom de las mascarillas de oro que cubrieron de fastuosidad las Redes Sociales, la cuestión es que pronto se convirtió en el secreto de belleza indispensable antes de saltar a la pasarela o posar en el photocall de las galas más memorables. Y qué tiene esta mascarilla que no tengan las demás, os preguntaréis. Aparte de un seductor tono rosado iridiscente, una fórmula que acaba en un pispás con el tono cetrino y la falta de luminosidad.
Entre otros: RegenistemTM Brightening CR, un inhibidor de tirosinasa extremadamente potente que no provoca sensibilidad, extraído de las células madre de la raíz de regaliz (ilumina, homogeneiza el tono y reduce la hiperpigmentación); extracto de centella asiática, (estimula la síntesis de colágeno y mejora la turgencia de la piel, además del aspecto de finas líneas y arrugas); aminoácidos de seda (proporcionan humedad a la piel); extracto de rosa damascena (calma y alivia la piel irritada y protege la barrera de humedad para prevenir la deshidratación); niacinamida (acción antiinflamatoria, potencia la luminosad para combatir el tono desigual e imperfecciones); oro coloidal (ilumina y unifica el tono de la piel, mejora la microcirculación); ácido hialurónico (contiene hasta 1000 veces su peso en agua, hidrata, repulpa y minimiza arrugas).
Los más exclusivos retailers de belleza se deshacen en elogios y aconsejan extender su uso más allá de momentos puntuales para convertirla en parte esencial del ritual de belleza. Utilización óptima: tres veces a la semana, no solo donará ese chute de belleza instantánea, sino que mejorará los resultados de los productos que se apliquen después. Un truco: añadir a la rutina el booster de la misma línea, Rose Gold Radiance Booster, que comparte parte de los ingredientes de la sagrada mascarilla (rosa damascena, ácido hialurónico y oro coloidal), pero su fórmula se ha enriquecido además con plata coloidal (maravilloso activo curativo y bactericida que mantiene a raya bacterias causantes de imperfecciones como el acné) y mica, un mineral que multiplica la luminosidad.