¿Y si la celulitis fuese un problema más de emociones mal gestionadas que de grasa acumulada?

“La localización de las grasas no se debe al azar, la celulitis tiene una dimensión psicológica y emocional”, cuando escuché decir esto a la experta Martine de Richeville, psicóloga y diplomada en Medicina China, se me erizó el vello en toda su extensión. Toda esa teoría de años basada en mala alimentación = hoyuelos en las nalgas, se vino abajo de un manotazo. El estrés y las emociones, al igual que las grasas, también se depositan en los tejidos formando inestetismos.

Según expertos, como Jesús Casla, consultor de bioneuroemoción, la aparición de la celulitis responde también a situaciones y conflictos de cólera acumulada y de autocastigo. La persona afectada soporta y observa con ansiedad diversos aspectos de sí misma y de su vida. Alberga emociones reprimidas y mantiene resentimientos sobre episodios del pasado. La celulitis afecta a personas que se contienen, que no confían en sí mismas y se preocupan demasiado por la opinión de los demás sobre su aspecto físico.

En términos físicos, el no fluir libremente, se transforma en edemas y congestión linfática, con ello viene la incómoda sensación de piernas cansadas y luego una cascada de complicaciones a nivel estético, como los incómodos hoyuelos característicos de la celulitis, que nos hacen sentirnos como un sofá Chesterfield. Aquí entra en juego esa conexión piel-cerebro de la que tanto habla el Dr. Nicholas Perricone. Las células madre que originan nuestra piel, derivan del mismo grupo de células que en un principio se dividieron para dar origen a las células del sistema nervioso, endocrino e inmunológico.

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Tratar la celulitis: un enfoque holístico

Es decir, aquello que puede estar fallando a nivel nervioso u hormonal, se ve reflejado en la piel. Si nuestras aguas no fluyen y se estancan, es el lenguaje que tiene nuestro cuerpo para comunicarnos que algo no anda bien. Por tanto, tratar la celulitis debería tener un enfoque más holístico, empezando por sanar las emociones. Y aquí es donde entran los aceites esenciales por su doble vertiente sanadora a nivel físico (son antiinflamatorios, activan el sistema linfático y la circulación sanguínea, oxigenan y tonifican los tejidos) y emocional (calman la mente, refuerzan nuestra autoestima y nos impulsan a lidiar con los traumas o emociones reprimidas).

Pensemos en el geranio, uno de los aceites esenciales más utilizados para combatir la celulitis por activar el sistema linfático para eliminar toxinas, tonificar la piel y contrarrestar las consecuencias de un sistema endocrino alterado porque es el gran equilibrador. Pero también es euforizante y envolvente, de hecho se suele utilizar en terapias energéticas para tratar problemas cutáneos por causas psicoemocionales, y nos ayuda a reforzar nuestro magnetismo y exteriorizar nuestra belleza interior. Es el gran aliado de la mujer, junto a la rosa.

Los aceites esenciales tienen una doble vertiente sanadora: a nivel físico (son antiinflamatorios, activan el sistema linfático y la circulación sanguínea), y emocional (calman la mente y refuerzan nuestra autoestima).

Renewing Rose de Aromatherapy Associates

La gama Renewing Rose de Aromatherapy Associates, es una gran candidata. Su mezcla aromaterapéutica (geranio y rosa) está diseñada para personas que necesitan mimos y cariño, pero además a nivel físico es un regulador celular, mejora la apariencia de estrías e imperfecciones. Además, contiene aceite de onagra, el gran equilibrador hormonal, y se complementa con aceites esenciales de manzanilla, incienso y sándalo, para calmar la mente y soltar lastre.

La salvia, del latín salvare (curar), una hierba medicinal utilizada para múltiples dolencias en medicina tradicional, tiene acción antiinflamatoria y reduce la tensión y el estrés acumulados en los tejidos. Y el romero, elimina toxinas, combate la retención de líquidos, reduce la inflamación y activa la circulación. Firming Body Oil de Omorovicza es un gran tesoro para tratar el cuerpo y las emociones con sus aceites esenciales de salvia, romero, geranio y rosa. Además contiene vitamina E, que estimula la producción de colágeno, esencial para reestructurar los tejidos y minimizar la apariencia de los hoyuelos.

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Trabajar el terreno

El segundo paso imprescindible para atacar la celulitis es trabajar en el propio terreno, como deshierbar un campo plagado de maleza para hacerlo fértil. Tratar la celulitis pasa por activar el drenaje y la detoxificación, después oxigenación celular, un incremento de la función de las células que trae consigo una mejoría global de los tejidos e impulsar la microcirculación. Podemos comenzar el día con un buen cepillado corporal en seco con Polishing Body Brush de Aromatherapy Associates, siempre en gestos ascendentes de pies a cabeza para activar el metabolismo.

Continuar con una ducha y unas gotas de Revive Morning Bath and Shower Oil, con un 30% de aceites esenciales concentrados como el de pomelo (de acción lipolítica, mejora la retención de líquidos y es una gran fuente de vitamina C natural, como todos los cítricos, por tanto colabora en la síntesis de colágeno); enebro (poderoso detoxificante, activa el drenaje), eucalipto (antiinflamatorio) y menta (lipolítico, activa el metabolismo). El remate final lo ha de poner una buena crema de tratamiento.

The Body Cream de Augustinus Bader, es un exclusivo tratamiento corporal con la tecnología patentada TFC8® (Trigger Factor Complex) que ayuda a reactivar las células madre innatas de la piel para reforzar su proceso de renovación natural. TFC8® es un complejo compuesto por aminoácidos naturales, vitaminas y moléculas sintetizadas que logra trabajar en profundidad para activar los procesos naturales de reparación y renovación, además de mejorar imperfecciones como el aspecto de celulitis y estrías, uniformizando el tono y protegiendo contra la sequedad.