RECETA ANTIEDAD, ¿qué necesita realmente mi piel?

En un mercado saturado de buenas promesas para la lozanía y juventud de la piel, se hace complicado seleccionar qué es lo más efectivo o qué principios activos son los que realmente necesitamos para retrasar el proceso de envejecimiento. No hay cremas malas sino mal seleccionadas, dicen algunos expertos, pero lo cierto es que para moverse como pez en el agua en este mejunje de ingredientes, se necesita algo más que intuición para no vernos atrapados en las redes del Marketing. ¿Qué necesita realmente mi piel? ¿Tengo que guiarme por los principios estándar de la cosmética de piel seca o grasa o las categorías de mañana y noche? No hay que hacer un máster en cosmetología para saber examinar nuestra piel. Es un elemento vivo que habla, que evoluciona, cambia y se comunica para decirnos en todo momento lo que necesita. Pero para allanar el camino, digamos que sí existe una teoría infalible (por la mañana proteger, por la noche regenerar), y una receta antiedad con unos ingredientes esenciales para lidiar contra los efectos del paso del tiempo. Y esta es la conclusión:

  • 50% Vitamina C + Antioxidantes + Factor de Protección Solar.
  • 25% Hidroxiácidos y Retinol.
  • 20% Ceramidas, Ácidos Grasos esenciales y otros aliados lipídicos.
  • 5% Péptidos

Los tres pilares sobre los que se asienta el secreto de la eterna juventud son:
la vitamina C, antioxidantes tópicos y factor de protección solar

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“En cualquier ponencia médica se puede escuchar que los tres pilares sobre los que se asienta el secreto de la eterna juventud y la clave de una piel sana son: la vitamina C, antioxidantes tópicos y factor de protección solar”, explica Raquel González, CEO y Directora Técnica de Pure. Esta tríada constituye el 50% de la fórmula magistral rejuvenecedora, por una sencilla razón: la vitamina C regula los mecanismos de defensa y regeneración de la piel, estimula la formación de colágeno y elastina y, por si fuera poco, inhibe las metaloproteinasas, es decir, la colagenasa, elastasa e hialuronidasa (las enzimas que descomponen colágeno, elastina y ácido hialurónico), por tanto, evita la degradación de los tejidos, potencia la luminosidad y es un principio activo altamente antiinflamatorio que mejora la salud de pieles con tendencia al acné, la rosácea y otras sensibilidades; los antioxidantes actúan a modo de escudo, cicatrizando las secuelas del impacto generado por los radicales libres como, por ejemplo, la moringa, que limpia los residuos de polución de la piel o el DMAE, que estabiliza la membrana celular después del impacto; y los factores de protección solar de última generación, no solo nos protegen de las consecuencias nocivas de los rayos UVA, UVB e infrarrojos, sino ahora también de la polución ambiental.

“Cada uno de ellos merece un Tratado”, explica Raquel, “el de los antioxidantes es un tema muy complejo y cada vez más especializado, son muchos los agentes que producen la oxidación y deterioro de los tejidos y no solo son factores externos, sino daños internos a consecuencia del estrés oxidativo causado por el exceso de ejercicio, vidas ajetreadas o desequilibrios hormonales, entre muchos otros. Por esta razón, tanto Joe Lewis (científico, químico experto en cosmecéutica y mundialmente conocido por haber desarrollado el antioxidante más potente conocido hasta el momento: la idebenona) como el Dr. Perricone (“el padre de la teoría antiaging”), trabajan incesantemente en la formulación de nuevos antioxidantes como el Hidrógeno o el Acyl-Glutation que tienen la función de frenar el envejecimiento celular actuando mucho más allá de las capas superficiales de la piel”, concluye. “Algo no funciona bien cuando cada vez nos protegemos más contra sol y, sin embargo, los casos de cáncer de piel van en aumento”, razonó Lewis y no sin razón. ¿Qué estamos haciendo mal?

Y es que en materia protección hay (quizás) mucha desinformación. ¿Qué filtro elijo? ¿Físico, químico? ¿De 30 o 50? “El Dr. Perricone prefiere usar filtros minerales (físicos) para evitar la inflamación de los tejidos (algunos filtros químicos se ha comprobado que son disruptores endocrinos, otros no son estables a la radiación ultravioleta más de una hora), y los combina con antioxidantes como la astaxantina o el ácido alfa lipoico para proporcionar mayor protección ultravioleta. En cuanto al índice, prefiere el 30 (la clave no está en el número, sino en la frecuencia de aplicación, SPF 50 + no significa más protección), incluso dedica un capítulo de su último libro a hablar del exceso de la protección solar y como está derivando en enfermedades por la sobre-protección”, desvela Raquel. Face Finishing & Firming Tinted Moisturizer Broad Spectrum SPF 30 es un buen ejemplo, además de proteger, sus activos ayudan a prevenir la aparición de arrugas e imperfecciones. La firma Medik8 también se decanta por los filtros físicos con Physical Sunscreen SPF 30 de amplio espectro contra UVA, UVB y protección anti-polución. A diferencia de los filtros químicos que funcionan absorbiendo energía ultravioleta que se convierte en calor dentro de la piel, los físicos funcionan como un espejo, reflejando la radiación y alejándola de la superficie epidérmica. Se trata de una fórmula avanzada de rápida absorción y sin residuos blancos que además también tiene una función embellecedora ya que su fórmula contiene antioxidantes como la moringa y las semillas de haba tonka.

La cuarta pata de la panacea antiedad la componen los hidroxiácidos y los retinoides. Son los activos con más estudios científicos que los avalan (especialmente los retinoides en cualquiera de sus formas: Backuchiol, Retinaldehido, Retinol o Retinil Retinoate) y deberían constituir el 25% de la ecuación antiaging. Los derivados de la vitamina A, aparte de ser potentes antioxidantes, tienen una importante función sebo-reguladora, exfolian y regeneran las capas superficiales de la piel, mejoran la hidratación de los tejidos, despigmentan, inhiben la acción de las enzimas que degeneran colágeno, elastina y ácido hialurónico, y activan los principales factores de crecimiento. Casi nada… Por su parte, los hidroxiácidos son capaces de mejorar la presencia de células nuevas mejor hidratadas en las capas superficiales de la piel (ácido láctico), afinan, regeneran y retexturizan pieles gruesas propensas al acné (ácido glicólico), o controlan la hiperpigmentación (gluconolactona).

Necesitamos un buen equilibrio hídrico
y graso en nuestros tejidos

La quinta pata: restablecer el manto hidrolipídico de la piel. “Para un correcto funcionamiento fisiológico de la piel necesitamos un buen equilibrio hídrico y graso en nuestros tejidos. De hecho, existen evidencias de que la deficiencia de grasa y agua en la piel deriva cada vez más en reacciones alérgicas, intolerancias y sensibilidad de la piel. Por tanto, es imprescindible aportar diariamente ácido hialurónico (que hidrata y repulpa) y aceites de buena calidad, como fórmulas ricas en ceramidas, ácidos grasos esenciales Omega 3, 6, 7 y 9, y otros ácidos grasos como el palmítico o el oleico, sustancias análogas a la grasa natural presente en nuestra piel”, asegura la Directora Técnica de Pure.

Y por último, y no por ello menos importante, el papel de lo Péptidos, esos activos de última generación que están revoloteando (y revolucionando) por las fórmulas antiedad de alto estánding sin saber muy bien qué son. “Los péptidos son pequeñas cadenas de aminoácidos (de 2 hasta más de 10) con una secuencia y disposición específica que desencadenan funciones específicas. Bien pueden ser péptidos estructurales (que actúan como piezas del engranaje para la formación de nuevos materiales) o bien pueden ser péptidos de señalización (que actúan como factores de crecimiento o bien como hormonas). Cuanto más especifico y complejo sea el péptido, más caro de elaborar (se encarece la formula), pero, a su vez, también más efectivo en su función”, explica Raquel.

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Liquid Peptides de Medik8, es un avanzado complejo peptídico al 30% dirigido por drones (un sistema de liberación que asegura que la acción del péptido se active en la capa de piel que más lo necesite), que se combina con ácido hialurónico de peso molecular múltiple (bajo, las moléculas son más pequeñas y penetran a capas más profundas; alto, las moléculas se quedan en superficie y aseguran un mayor nivel de hidratación), y prebióticos (el alimento de las bacterias buenas) que equilibran el microbioma natural de la piel para garantizar su salud.