¿Qué comeremos en 2050? Nuestros patrones nutricionales están obsoletos. Entrevista a la Dra. Mª José Burgués.

La civilización actual centra su nutrición en unas cinco especies animales y entre 10 y 15 vegetales, basamos nuestra alimentación únicamente en tres cereales principales: arroz, trigo y maíz, algo que ha terminado agotando los recursos dando paso a los transgénicos (algo que hay que evitar a toda costa), y habrá sustancias, como el café o el chocolate, que puede que nuestros nietos ni siquiera conozcan… Pero hay mucho más, estamos descartando otras especies con gran cantidad de nutrientes como proteína de alta calidad. ¿Qué comeremos dentro de 30 años? Según la Dra. Mª José Burgués (Centro Médico Estético Mesbur), retomaremos lo que nuestros ancestros cultivaban y exploraremos otros géneros (puedes acceder a los vídeos completos de la entrevista haciendo clic aquí: Parte I, Parte II, Parte III).

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Los nuevos superalimentos no serán frutos de nombres exóticos, sino granos antiguos, como el Fonio (Digitaria Exilis), un cereal recuperado del pasado por el chef norteamericano de origen senegalés Pierre Thiam, considerado alimento sagrado por el pueblo dogón, cultivado en las sabanas del Sahel y fundamental en la alimentación de África. Además de sus innumerables beneficios nutricionales de alto valor biológico (muy rico en proteínas y aminoácidos, aporta gran cantidad de hierro, calcio magnesio, zinc, manganeso, y no contiene gluten), lo más reseñable de este nutriente es que su estructura molecular permanece intacta desde hace siglos, no como los granos actuales (léase trigo), que se han manipulado genéticamente desvirtuándose hasta tal punto, que incluso ha llegado a generar intolerancias y alergias.

Si nos quedamos con una legumbre, serán las lentejas, por su baja huella de CO2, y haremos ojitos a especies hasta ahora raras pero de alto valor nutricional como los insectos (habrá incluso granjas donde se críen para obtener proteína de una excelente calidad), el maní Bambara, microalgas, especies marinas como La Combo (muy rico en ácidos grasos) y medusas, nopal (un tipo de cactus antioxidante muy rico en fibra y nutrientes), la raíz de loto, de gran valor medicinal (mejora la capacidad respiratoria y apoya la función digestiva), o la Verdolaga, una mala hierba que además de tener increíbles propiedades curativas, regenerantes, antiinflamatorias y ser una gran fuente de Omega 3 y Glutatión (el antioxidante maestro), activa la telomerasa, la que llaman “enzima de la inmortalidad” por ser capaz de ralentizar el proceso de envejecimiento.

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¿Qué debemos comer y evitar para envejecer bien?

“No solo somos lo que comemos, sino lo que absorbemos”, aclara la Dra. Burgués. Debemos priorizar la calidad ante la cantidad. Pero lo que sin duda optar por la proteína de excelente calidad (animal, por ejemplo la derivada del salmón salvaje de Alaska, y la vegetal), porque a medida que cumplimos años, se produce un fenómeno denominado Sarcopenia (un término que literalmente significa escasez de carne y músculo, que acuñó Rosenberg (1989) por primera vez para describir la pérdida de masa de músculo esquelético durante el envejecimiento).

Elegir siempre productos de temporada y proximidad. La naturaleza es sabia, siempre vamos a tener un fruto rojo o verde, cargados de los antioxidantes y vitaminas que el organismo necesita en cada estación, siguiendo las directrices de la cronobiología: de 5:00 a 17:00 eliminamos, y de 17:00 a 5:00 nos reparamos y acumulamos, por tanto seguir a rajatabla el refranero español, “Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe, cena como un mendigo y vivirás”.

Enemigos a evitar: el azúcar, el veneno número 1 que acelera el envejecimiento a consecuencia de la glicación, proceso que favorece el envejecimiento de la piel a través de la degradación tisular. Para evitarla, eliminar por completo los azúcares de la dieta (¡ojo con las etiquetas!, una inofensiva lata de tomate triturado, contiene azúcar entre sus excipientes), rescatar el método de cocción de la abuela, el chup-chup, apostar por cocciones al vapor o lentas y a fuego bajo, evitar las parrilladas y cocciones a más de 180 grados, además de salsas procesadas repletas de grasa, en su defecto, optar por alimentos crudos, como frutas y verduras, repletas de antioxidantes que además frenan otro de los procesos que activan el envejecimiento: la oxidación.

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¿Complementos o suplementos nutricionales, realmente funcionan?

Sí, rotundo. La Dra. Burgués es una firme defensora de estos aliados nutricionales que complementan (ofrecen un plus nutricional) o suplementan (cubren carencias) la dieta según necesidades (ahí está la diferencia), pero en lo que hace hincapié es en cuándo los tomamos: “No tenemos en cuenta la cronobiología, y en función de a qué hora los tomemos, van a tener una biodisponibilidad u otra”, aclara.

Cómo estén formulados es otro de los factores clave, la cúrcuma, por ejemplo, ha de ir acompañada de grasas (curry indio) o pimienta negra para poder asimilarla, y tomarla por la mañana si queremos beneficiarnos de su acción antiinflamatoria, porque si lo hacemos con las comidas, solo obtendremos sus beneficios antioxidantes. Los Omega 3, nutriente esencial para la doctora para controlar la inflamación en el organismo, causa nº 1 del envejecimiento según el gurú del antiaging Dr. Nicholas Perricone, se han de tomar por la noche para que funcionen a nivel terapéutico. Los Omega 3, antaño prescritos para problemas cardiovasculares y deterioros cognitivos principalmente, ahora se han convertido en el mejor aliado para la salud y luminosidad de piel y cabello, mejora eccemas, acné, psoriasis y reacciones cutáneas.

Esta es tan solo una breve síntesis, te aconsejamos que veas los vídeos completos (Parte I, Parte II, Parte III), ¡son muy reveladores!